Cuando hablamos de hacer el duelo, puede parecer que hablamos de muerte, pero en realidad estamos hablando de vida. Porque el duelo se hace para que nuestra vida, nuestros proyectos y nuestro futuro sean mejores y más plenos.
El proceso del duelo queda lejos de ser mecánico o automático. Siempre y en todo momento es un proceso profundamente personal.
Hay varias cosas que aprender, y la principal es que, nos guste o no, hay varias fases que tenemos que atravesar para que al final la pérdida quede resuelta.
A veces estas fases se viven de una en una. Otras veces están más entremezcladas. Y, desde luego, cada persona las vive de forma diferente: es un proceso profundamente personal. Y es necesario invertir tiempo, paciencia y amabilidad con uno mismo. Y por supuesto, contar con el conocimiento sobre el proceso que vamos a vivir.
A veces estas fases se viven de una en una. Otras veces están más entremezcladas. Y, desde luego, cada persona las vive de forma diferente: es un proceso profundamente personal. Y es necesario invertir tiempo, paciencia y amabilidad con uno mismo. Y por supuesto, contar con el conocimiento sobre el proceso que vamos a vivir.
Pero ampliemos la perspectiva: hasta ahora hemos estado hablando de lo que cada persona necesita cuando está viviendo un proceso de duelo. Pero la cosa no termina ahí.
¿Has pensado qué harías si una persona de tu entorno estuviera viviendo una pérdida?;¿Sabes qué hacer cuando alguien que aprecias se encuentra en una situación en la que no sabe afrontar que una parte de su vida se ha terminado?
Es muy importante que las personas sepan cómo ayudar a otras personas en un proceso de este tipo. No estamos hablando de un conocimiento a nivel profesional, pero siempre resulta útil que quienes rodean a una persona en un estado de pérdida (que siempre es un estado de fragilidad), sepan en todo momento lo que conviene y lo que no conviene hacer. Es una gran manera de ayudar a familiares, amigos y demás personas que nos importan a continuar con su vida.
Y no olvidemos que, tarde o temprano, queramos o no, las épocas de pérdida nos llegan a todos.