1 ¿Estás utilizando el tiempo para ACEPTAR LA PÉRDIDA, para reconocer que tu ser querido ha muerto y no lo vas a recuperar?
2 ¿Estas utilizando el tiempo para expresar las emociones y SENTIR EL DOLOR que supone para ti esa pérdida?
3 ¿Estás utilizando el tiempo para APRENDER A VIVIR sin esa persona querida?
4 ¿Estas utilizando el tiempo para, llegado el momento, ir recuperando tu INTERÉS POR LA VIDA?
Si quieres vivir de una manera sana tu duelo, si no quieres arrastrar indefinidamente el dolor, no basta pues con esperar a que todo se pase, o seguir viviendo como si nada hubiera pasado. Necesitas dar algunos difíciles pasos y aprender las duras lecciones de la pérdida. No existen atajos para el dolor.
Acepta también que tendrás que vivir momentos duros y emociones intensas, que estarás más vulnerable...No te exijas, pues, tampoco demasiado, sé amable contigo mismo y respeta tu propio ritmo.
ACEPTAR LA PÉRDIDA
Aunque sea la cosa más difícil que has hecho en toda tu vida, debes llegar a aceptar esta dura realidad: tu ser querido ha muerto y no va a regresar. Aceptar con la cabeza es fácil, sabes que ha muerto. Lo difícil es aceptar con el corazón. Es pues muy normal un tiempo (pueden ser meses) en el que te niegues o te rebeles contra la dura realidad. Date tiempo.
Hablar de tu pérdida, contar las circunstancias de la muerte, visitar el cementerio o el lugar donde se esparcieron los restos…Todo esto te puede ayudar poco a poco, y con mucho dolor, a ir aceptando el hecho de la muerte. Sabrás que has podido dar este paso, cuando pierdas toda esperanza de recuperar a tu familiar o amigo, será el momento de la verdadera despedida.
Aceptar la pérdida puede resultar especialmente difícil si la muerte fue inesperada o violenta, si estabas lejos cuando ocurrió y no pudiste participar en los ritos funerarios, si no se recuperó el cadáver, si se trata de la muerte de un niño...
SENTIR EL DOLOR
Necesitas también sentir el dolor y todas las emociones que le acompañan: tristeza, rabia, miedo, impotencia, desesperación, culpa…
Habrá personas que te dirán: “Tienes que ser fuerte”. No les hagas caso. No escondas tu dolor. Comparte lo que te está pasando con tu familia, amigos de confianza…No te guardes todo para ti mismo por miedo a cansar o molestar. Busca aquellas personas con las cuales puedes expresarte tal y como estás.
Si no quieres compartir o mostrar tus emociones a otros, no tienes por qué hacerlo, pero debes buscar otras maneras de dar salida y vivir tus emociones en privado.
APRENDER A VIVIR SIN ESA PERSONA
Recuerda que hay tiempo para todo, para sentir y vivir el duelo, pero también para hacer, para ocuparte de las muchas actividades de la vida cotidiana. Aunque sientas que el mundo se ha parado para ti, también es cierto que la vida sigue con sus muchas y quizás nuevas exigencias. Una actitud adecuada sería aquella que busca un cierto equilibrio entre el sentir y el hacer.
Así, hacer el duelo significa también aprender a vivir sólo/a, aprender a tomar decisiones por ti mismo/a, aprender a desempeñar tareas que antes hacía el fallecido, aprender nuevas formas de relación con la familia y amigos, aprender un nuevo sentido del mundo y de uno mismo...
RECUPERAR EL INTERÉS POR LA VIDA Y POR LOS VIVOS
Llega un momento en que sabes que es necesario soltar el dolor y el pasado. La vida te espera llena de nuevas posibilidades.
No hay nada malo en querer disfrutar, en querer ser feliz, en querer establecer nuevas relaciones… En el caso de la muerte de la pareja, no hay motivo para avergonzarse si aparece de nuevo el deseo sexual. En realidad, el corazón herido cicatriza abriéndose a los demás.
Finalizar el duelo no es olvidar...
Para cada persona puede significar cosas distintas:
• Puede significar llegar a perdonarle y perdonarte por todo lo que quizás no fue la relación, por todo lo negativo, por el daño causado...
• Pensar en él o ella sin sentir ya ese latigazo de dolor y recordarle con ternura y agradecimiento por lo vivido juntos.
• Es poder dar un sentido a todo lo que has vivido en estos meses o años.
• Es entender con el corazón en la mano que el AMOR no se acaba con la muerte.